Por Luisina Gala Golosetti.-
Todos los días cientos de emprendimientos se crean en todo el mundo, Lamentablemente aproximadamente el 75% de ellos no llegan a los primeros dos años de vida. En la manera tradicional, los proyectos se diseñan en la oficina, se confecciona un plan de negocios, se buscaba financiamiento y se lanzaba el producto al mercado. La metodología Lean StartUp rediseña el proceso haciéndolo mucho más eficiente, y reduciendo el riesgo asociado al lanzamiento de cualquier producto.
La metodología Lean StartUp es un concepto acuñado por Eric Ries, y fue inspirada por las teorías de Lean Manufacturing de Toyota. Tradicionalmente la filosofía Lean es aplicada a los procesos productivos y pone su atención en eliminar cualquier tipo de desperdicio, como por ejemplo los stocks intermedios entre procesos. De esta forma se resaltan las actividades que le suman valor al proceso y se descarta todo aquello que genera gastos innecesarios de tiempo o recursos.
Según esta metodología la mejor forma de reducir los riesgos de lanzar nuevos productos y servicios al mercado es aprender del cliente de la forma más rápida y barata posible, antes de diseñar el producto o servicio. Para ellos es necesario la experimentación para transformar nuestras hipótesis iniciales o preconceptos del cliente en hechos concretos. Todo el diseño del producto o el servicio debe estar determinado por la información obtenida.
La experimentación consiste en enfrentar cuanto antes las ideas al mercado, en forma de prototipos, entrevistas, productos mínimos viables (MVP), para testar las hipótesis del negocio y convertirlas en hechos. De esta forma, las hipótesis que resultan falsas obligan al emprendedor a rediseñado el producto o servicio, proponiendo alternativas cada vez más aproximadas a la estrategia óptima. En lugar de hacer planes complejos basados en muchas presunciones, se pueden hacer ajustes constantes con un circuito de feedback de Crear Medir-Aprender, que es el núcleo central de este método. De esta manera es el mercado el que guía nuestra estrategia y no la estrategia la que guía nuestro modelo de negocio.
Quizás un ejemplo ayuda a graficar cómo funciona esta metodología. Zappos, que es la mayor tienda de zapatos online del mundo. En sus inicio el objetivo era diseñar un sitio on line con una gran selección de zapatos. Su hipótesis era que los consumidores estaban a punto y querían comprar zapatos online. En lugar de probarla ejecutando su visión completa con galpones de almacenamiento y una gran cantidad de stock deicidio hacerlo distinto. Para probarlo, empezó a pedir a tiendas de zapatos locales si podía sacar fotos de sus inventarios. A cambio del permiso para hacer las fotos, él las colgaría online y volvería a comprar los zapatos al precio de la tienda si el consumidor se los compraba a él en su web. Zappos empezó con un producto simple y diminuto, que estaba diseñado para responder a la pregunta número uno: “¿Hay demanda suficiente para una experiencia superior en la compra de zapatos online?”. Sin embargo, un experimento de una startup bien diseñado como este con el que Zappos empezó, supera el mero hecho de probar sólo un aspecto de un plan de negocio. En el proceso de probar esta primera hipótesis, hay muchas otras asunciones que también se prueban. Para vender zapatos, Zappos tenía que interactuar con los consumidores, recibir pagos, gestionar las devoluciones y encargarse de la atención al cliente. Esto es totalmente distinto a la investigación de mercado. Si Zappos hubiera realizado un estudio de mercado, habría podido analizar lo que los consumidores creen que quieren. Creando un producto, aunque simple, la empresa aprendió mucho más. El experimento inicial de Zappos proporcionó un resultado claro y cuantificable: un grupo suficientemente grande de consumidores compraba los zapatos o no lo hacía. Esto permitía a la empresa observar, interactuar con ellos y descubrir más sobre consumidores reales y socios. A pesar de que los primeros esfuerzos eran claramente a pequeña escala, esto no evitó que la gran visión de Zappos se convirtiera en realidad.
¿Cómo implementar lean StartUp en tu emprendimiento?
En las primeras etapas de un emprendimiento no se tienen suficientes datos para realizar proyecciones reales, es por eso que los primeros planes se basan en presunciones. Para traducir estos instintos en datos, los emprendedores deben “salir del edificio” y empezar a aprender. Para ello deben poner en marcha lo que llamaremos el producto mínimo viable con el objetivo de confirmar sus preguntas de acto de fe (¿mi idea de producto interesa a la gente y podré ganar dinero con ello?) se basan en la realidad. El objetivo de este primer contacto con los consumidores a través del producto mínimo viable no es obtener respuestas definitivas. En lugar de eso, lo que se pretende es aclarar a un nivel básico, burdo, si entendemos a nuestro cliente potencial y los problemas que tiene. Con este entendimiento podemos crear un consumidor arquetipo, un breve documento que busque humanizar al consumidor objetivo propuesto. Este arquetipo es una guía esencial para el desarrollo del producto.Un producto mínimo viable (PMV) ayuda a los emprendedores a empezar con el proceso de aprendizaje lo más rápidamente posible. No es necesariamente el producto más pequeño que se pueda imaginar; es la forma más rápida de entrar en el circuito de feedback de Crear-Medir Aprender con el mínimo esfuerzo.
Al contrario que con el tradicional desarrollo de productos —que normalmente requiere un período de incubación y de reflexión largo, y se esmera en alcanzar la perfección del producto—, el objetivo del PMV es empezar el proceso de aprendizaje, no acabarlo. A diferencia de un prototipo tradicional o una prueba de concepto, un PMV no solo está diseñado para responder las cuestiones técnicas y de diseño: su objetivo es probar las hipótesis fundamentales del negocio.
El producto mínimo viable varía en cuanto a su complejidad, desde pruebas de “humo” extremadamente simples (poco más que un anuncio) a primeros prototipos completos con problemas y pocos elementos. Decidir el nivel de complejidad del PMV es algo que no se puede hacer a partir de una fórmula.En conclusión la moraleja es que no es recomendable lanzar nuestro producto sin haber “salido a la calle” y habernos asegurado que nuestros clientes quieren lo que creemos que quieren. La mejor forma de hacerlo es con un producto mínimo viable lo más barato posible. De esta manera nos podemos ahorrar mucho dinero si el mercado espera de nosotros algo distinto a nuestro producto.